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Una serie de mesas auxiliares, de inspiración juguetona que recuerdan a los jelly-beans, esos caramelos redondeados que comen los niños en EE.UU. Esa inspiración infantil tiene al mismo tiempo una belleza muy elegante que es algo que caracteriza los diseños de Jaime Hayon. Se trata de formas nuevas, objetos diferentes dentro del mercado que se quieren convertir en piezas emblemáticas, porque estas mesas además de ser funcionales son escultóricamente potentes. El hecho de lacar algunas partes en acabado brillante y otras en mate al mismo tiempo, las superficies reflectantes de los sobres y las diferentes combinaciones de colores le dan aún más juego a esta colección que pretende ser descaradamente decorativa. Son piezas que comunican. Hay también versiones en monocolor con el mismo carácter escultórico y exclusivo.